27 oct 2012

Transalpina, verano del 2008

Esta segunda historia sobre dos ruedas nos llevó a nuestro primer viaje a los Alpes. Rubén (un compañero de trabajo) y yo nos planteamos hacer un viaje en bicicleta durante el verano del 2008. En primer lugar yo tenía pensado hacer una parte de la transpirenaica, pero él me comento la posibilidad de hacer la Transalpina.

En un principio me parecía demasiado, aunque sería mi cuarto viaje en bicicleta el hacer la Transalpina me parecían palabras mayores, es una travesía que cruza los Alpes de norte a Sur de Alemania a Italia pasando por Austria y Suiza. Grandes desniveles, viajes en avión, bajadas interminables, etc., etc. Después de dudarlo me decidí e hice caso a Rubén, por lo que empezamos a preparar la ruta. Buscamos tracks, alojamientos para cada día, cual era la equipación necesaria, ya que teníamos que llevar lo mínimo en una mochila de apenas 20 litros.

Desconocíamos totalmente donde nos íbamos a meter. Gracias a internet empezamos a recabar información sobre gente que la había hecho en años anteriores y esto no ayudo mucho en nuestra preparación, (espero que también os sirva a vosotros si algún día os embarcáis en una ruta de esta envergadura, no os arrepentiréis).

Despues de estudiar varios itinerarios nos decidimos por empezar en Garmisch-Partenkirchen y terminar en el Lago di Garda. Finalmente conseguimos hacerla en 6 días y fue espectacular el poder rodar con la bicicleta por collados de 2600 metros de altitud, descender por valles interminables y compartir con mi amigo y compañero Rubén esta semana.

 Os dejo la pagina que nos sirvió de gran utilidad, ahí se puede encontrar toda la información para realizar la Transalpina.


 http://www.transalp.info/english/index.php

 Y por supuesto, unas fotillos.


16 oct 2012

Una historia de dos ruedas....

Esta es una historia de dos ruedas, dos ruedas muy particulares. Porque hay ruedas de muchos tipos pero a las que yo me refiero tienen unos 32 radios con sus cabecillas, un buje y una llanta. Todo ello acompañado de un buen cuadro, en mi caso de doble suspensión, un manillar, unas bielas y unas cuantas piezas más.

Sin duda, este amasijo de piezas metálicas, en su mayoría de aluminio, todas juntas y bien colocadas en su sitio, son para mí lo que hace que me acueste todos los viernes y algunos sábados por la noche con la ilusión de un niño la noche de Reyes. 

Todo empezó a principio de los años 90, un amigo me dejo una bici con ruedas gordas, tres platos y unos 6 ó 7 piñones. Cuando empecé a dar pedales y subir algún repecho me di cuenta que esto podía ser muy divertido.

En unas semanas ya tenía mi flamante primera bicicleta de montaña, no me acuerdo de la marca, pero sí que me acuerdo que la compre en un gran supermercado por algo más de 24.000 pesetas. 

Así que, empezaron las primeras rutas por la Sierra de Madrid. Con un mapa y muchas ganas de descubrir nuevos recorridos íbamos enlazando pistas de pueblo en pueblo. Cada fin de semana era una nueva aventura. 

Con el tiempo la cosa fue evolucionando, cada vez las bicis eran más sofisticadas y más ligeras. De ir enlazando pueblos pasamos a enlazar senderos y trialeras subiendo cada vez más alto. Esto empezaba a gustarme más y más, ya no era el hecho de dar pedales sino también de bajar por sitios más o menos complicados. La excusa no era buscar nuevos sitios que visitar sino buscar nuevas emociones. 

Finalmente, hemos acabado con bicis que hace años ni en nuestros mejores sueños hubiéramos pensado y buscando nuevas sensaciones, que cada vez nos enganchan mas.

A partir de aquí empieza este blog, con la única idea de contar nuestras aventuras que nos llevaran, ¡hasta el infinito y más allá!